Se dice por todos lados, los humanos preferimos siempre lo que no podemos tener, o lo que nos va a costar obtener.
Yo, en lo personal, tuve una larga vocación de buscadora de cosas que en menor o mayor medida no podía tener, al menos no en la forma en que yo quería tenerlas. No sé si era masoquismo, mala suerte o una mezcla de éstos (y capaz que muchos otros) factores. Pero pasaba.
Por suerte un día pude cambiarlo, y es tan mágico finalmente querer algo con lo que podés contar, que no creí volver atrás. Practico mi viejo ejercicio de desear aquello que me va a ser muy díficil obtener solamente cuando dejo de contar con algo. En esos casos no cuenta ¿no? porque ya lo tenía, bueno, eso me quiero hacer creer. De todas formas, cómo me revienta haber cambiado la vocación para volver a querer aquello que, haya tenido antes o no, no puedo tener ya.
No sé, digo yo.
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