A veces la cagás, viste cómo es.
Se te da por perseguir algo imposible, o semi-imposible pero sumamente destructivo (de vos misma y de lo que querés).
De vez en cuando perdés un poco la noción de las cosas. Te encerrás en una burbuja de dolor egoista, autogenerado y casi infantil. Las cosas importantes capaz que no dejan de serlo, pero las ves alejarse y te creés paralizada cuando querés recuperarlas a manotazos.
Pasa, que tenés que pelearte contra la vida y contra todo para mantener tu capricho de no estar bien cuando todo apunta a que lo estés. Algunos días no te entendés, ni te sentís vos misma, querés y no querés tu existencia. Hasta que la querés nomás.
Un día te sentás, o te parás, pero pensás. Y pensás, y ves. Lo que perdiste, lo que tenés.
Das manotazos más ágiles y eficaces. Pinchás la burbuja y ves, que estaba solo en tu
imaginación, que no estar más paralizada depende de vos, y que probablemente y con suerte alguien te vaya a ayudar. Te acordás, que te gusta bailar, cantar, chusmear, morfar, gritar, patalear, disfrutar y a veces, olvidar.
Algunas cosas es mejor no olvidarlas.
No, no sé qué va a pasar. Si, supongo que voy a volver a llorar.
Pero si, me determino, me determino a mejorar.
Porque te quiero, porque me quiero, y porque quiero tantas, tantas cosas.
El hecho de que hayas estado, nunca, nunca, lo voy a olvidar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario